por Tania de Tomas *
Esa fue la pregunta que planteó en un conversatorio sobre vejez, que realizó el Plan Ibirapitá, Elena Fonseca, integrante de Cotidiano Mujer desde su fundación en 1985. Y esta pregunta me la hago de tanto en tanto cuando pienso en mi vejez y le sumo una nueva: ¿dónde quiero vivirla? Esta mañana leí en Pikara Magazine un artículo (lo dejamos aquí) sobre el Cohousing senior. En esa nota charlaron con Meredeen, la única fundadora que todavía vive de la organización Older Women Cohousing (OWCH).
En esta organización un grupo de mujeres que antes vivían solas se juntaron y se organizaron en comunidad. La idea que tenían era compartir una etapa de su vida con otras mujeres: habitar espacios desconocidos, con personas desconocidas. Y justamente es esa idea la que siempre me pareció fascinante. Tal vez por eso conservo la ilusión intacta de que en Uruguay haya cohousing seniors estatales.
Recuerdo la primera vez que una amiga me dijo: deberíamos vivir todas juntas después de los 50. En aquel momento me pareció un poco apresurado, hasta ridículo pensar en eso, hasta que Elena insertó esa pregunta en mi cabeza: ¿qué vieja querés ser? Y entonces ahora recreo comunidades imaginarias en las que están muchas de mis amigas y amigos, y ante la pregunta: “queremos armar una comunidad, ¿vos te sumás?”, yo ahora, por las dudas, siempre digo que sí.
Debo confesar que me seduce la vejez; me gustan las canas, las arrugas, me gusta como luce, siempre me ha gustado. Me dirán que la estoy idealizando, pues un poco sí, así como lo hace en la campaña “Hablemos del goce del sexo en la vejez” (“Let’s Talk the Joy of Later Life Sex”) el fotógrafo inglés John Rankin. Esta campaña que tiene unos cuantos meses busca mostrar el placer del sexo en la vejez. En una de las fotos la pareja está besándose, se besa con lengua, una imagen que no vemos demasiado en una publicidad. Porque quienes se besan con lengua y pasión parece que son solo los jóvenes que se encuadran en un estereotipo de belleza. Gail Thorne, una terapista sexual británica que trabajó para la campaña, le dijo al periódico británico The Independent que lo que están tratando de hacer es abrir una conversación en toda la sociedad sobre el hecho de que el sexo y la intimidad pueden ser tan importantes para las personas mayores como para cualquier otra”. Y agregó que al parecer (según lo que se consume en los medios) las personas jóvenes con cuerpos perfectos son las únicas que tienen sexo y gozan de la intimidad, “pero por supuesto esto no es cierto”.
Hablar de la vejez, de la nuestra y de la ajena. Entenderla, mostrarla, sacarle capas, creo que puede ser un buen primer paso para dejar atrás los estereotipos que tanto nos encorsetan.
“Hemos trabajado muy duro para conseguir vivir más tiempo y sin embargo hoy nos planteamos el envejecimiento como un problema”, dijo en su charla TEDx Paloma Navas, gerontóloga española y experta en Medicina Preventiva y Salud Pública.
¿Cuánto cambiaría una sociedad si miráramos diferente a la vejez?
Está bueno saber.
-La población mundial mayor de 65 años crece a un ritmo más rápido que el resto. Según datos del informe «Perspectivas de la población mundial 2019», en 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años.
-Uruguay desde hace décadas atraviesa un proceso de envejecimiento demográfico y tiene el índice de envejecimiento más alto de la región.
-El 85% de las personas mayores no presenta ningún tipo de dependencia para realizar actividades de la vida diaria.
10% presenta dependencia moderada.
5% dependencia severa.
FUENTE: Paredes y Pérez (2014) Personas mayores en Uruguay: configuraciones familiares, participación social y detección de dependencia. En: Las personas mayores ante el cuidado. Montevideo: MIDES.
-En Uruguay está vigente la Ley 19.430 que protege los derechos de las Personas Mayores.
https://www.impo.com.uy/bases/leyes-internacional/19430-2016
* Tania de Tomas : Lic en Comunicación con postgrado en Estrategias Comunicacionales . Periodista especializada en temáticas de vejez.
imágenes de la nota : @aleah_chapin