Por Tania de Tomas
Carolina quería investigar “sobre eso que somos”. Y para empezar se hizo una serie de preguntas básicas: “¿Qué nos hace distintos? ¿Por qué nos apasionan determinadas cosas? ¿qué es ese motor interno que te hace ser de una manera irreproducible?”. “El editor me preguntaba: ‘¿de qué querés hablar?’. ‘Del alma’, le decía yo y me reía; quería hablar de algo inmaterial pero si me ponía a hablar del alma la gente iba a pensar que había pirado”. Ese fue el punto de partida de “Descubrir el ser. Educar en un mundo incierto”, el último libro de la periodista Carolina Anastasiadis.
¿Qué tan constitutivo es el amor a nivel cerebral? ¿El cerebro necesita amor para desarrollarse? ¿Toda la vida o solo los primeros años? Estas son otras de las preguntas que Carolina le hace en uno de los pasajes del libro al médico psiquiatra Christian Plebst. Y el científico le responde con un ejercicio que realiza en los talleres de atención plena (mindfulness) que se trata (lo explico muy esquemático) de hervir tres puñados de arroz y ponerlos en tres recipientes a iguales condiciones ambiente pero diferentes con una etiquetas: uno que dice “te amo”, “tonto”, y el otro en blanco. Por 30 días piden a los niños que miren el arroz con amor al que tiene la etiqueta de “te amo”, al “tonto” decirle que es feo, inútil, y al que queda blanco ignoralo. Al final del experimento el que recibió amor está en perfecto estado, el tonto está repleto de hongos y el ninguneado es el que está en las peores condiciones. Creo que el experimento condensa, en parte, el espíritu de este libro.
“Es un libro que trata de lo humano, de lo que somos, de la esencia, es para padres, educadores pero también para aquellos que no lo son ya que tiene buenas pistas para entendernos a nosotros mismos”, dice Carolina y agrega: “los niños no aprenden por lo que tu les decís o hacés sino que aprenden por lo que tú emanas, aprenden de nosotros por lo que somos entonces: ¿qué quiero ser yo para inspirar a mi hijo o a mis alumnos?”.
Durante tres años Carolina investigó sobre espiritualidad, educación, crianza, neurociencia y este libro refleja esos años de trabajo hilvanados de una forma honesta y práctica. “La nueva educación tiene que apuntar al autoconocimiento, el mundo exterior va a cambiar. Si educamos a los niños en su herramienta, en cómo piensan, cómo sienten, pueden conectar con su potencial, con lo que pueden y con lo que no. Saber lo que te gusta te da felicidad. En el libro hablo de estar en el don; todos queremos niños felices pero algunas veces los desafinamos. La propuesta es educar en que ellos no se desconecten de eso que traen, habilitar descubrirlos, alivianarnos, sacarles capas y regar la semilla”.
Y hablamos de por qué nos cuesta tanto conectarnos con eso que somos. “Todos nacemos muy conectados y a lo largo de la vida lo que va sucediendo, sobretodo cuando uno arranca en el sistema educativo, es que nos vamos desconectando.La invitación del libro es sacarse esos velos, no esperar a tener una crisis matrimonial, un accidente o que se muera alguien para despertarte y decir: ¿qué vida quiero vivir? Estamos muy educados en la ‘cabeza’ pero nos olvidamos de la parte central del cuerpo, que ahí está la emoción. El ser es anterior a la emoción, la emoción es la punta del iceberg y es a través de ella que se manifiesta lo que somos”.
“Uno es feliz cuando es agradecido”, dice el monje transreligioso Brother David, que es entrevistado en el libro. “Quise incluir este concepto porque si la gratitud es un puente directo a la felicidad o al bienestar hay que difundirlo y mecharlo en la educación. Hay que enseñarle a los niños a ser agradecidos; cuando uno agradece de manera constante el cerebro celularmente se transforma”.
MINI BIO.
Carolina Anastasiadis es licenciada en Comunicación Social y posgraduada en Comunicación Corporativa. Trabajó durante años en prensa escrita y desde 2006 a la fecha hace radio como productora y conductora. Primero en Océano fm, y desde 2017 en Del Sol, en el programa Quién te dice. Desde 2013 codirige Mamás Reales, un blog sobre maternidad, educación y crianza. En 2015 publicó el libro Mamás Reales Confesiones, ensayos y entrevistas de una principiante. En 2018 se certificó como educadora en apego por Attachment Parenting International y en 2020 realizó la certificación internacional como educadora de padres en Disciplina Positiva en Familia por la Positive Discipline Association. Es mamá de Alfonsina y Francisca. “Con mis hijas todas las noches agradecemos, al principio no querían, como todo niño, pero cada vez más fuimos entrenando ese método. Es una manera de ir afinando el instrumento del sentir”.