Siempre odié que intentaran dar consuelo usando lugares comunes, básicamente siempre dije odiar los lugares comunes – aún sabiendo que son comunes por algo – pero, por algún motivo, ahora solo se me ocurre pensar en eso .
“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, “todo pasa por algo”, creo que entendés a qué me refiero. Una de las frases que circulaban estos días decía que se nos estaba poniendo a prueba, que ser egoísta puede ser, literalmente, fatal. Yo creo que, en realidad, ese egoísmo es el que nos viene hundiendo desde hace tiempo. No se trata de romantizar nada, pero ya que pasó, que al menos traiga también un mimo. No sé a vos, pero a mi siempre me emocionó, más que nada en todo el mundo, ver a las personas unidas por algo. Voy a hablar por mi, ya sé, pero es altamente curioso como siempre pensé que quedarme en casa era lo más cercano a un paraíso en la tierra: el círculo íntimo de la autoprotección. Al final, es el sinónimo adulto de esconderse abajo de las sábanas cuando tenés miedo. Ahora, me siento un poco confusa de haberle implorado al mundo que dejara de girar un poco. No me culpo, somos mayoría los que no hemos podido adaptarnos al frenesí y los que no parecemos encajar en el delirio de la producción sin fin.
Hace tiempo que las personas como vos y yo no sabemos qué está pasando, no es la primera vez que quedamos perdidos, qué es real, qué es accidental, qué es culpa de quién, a quién le sirve que pase qué, a quién quieren liquidar. Le tengo más miedo a la desinformación que a cualquier cosa, no es momento para bajar la guardia. Mi único consejo: desconfiá de todo, pero tampoco desconfíes tanto, que si no, ni ganas de vivir vas a tener.
Es todo tan doloroso que, muchas veces, hasta la idea de conspiraciones retorcidas nos reconforta más que creer que esto es el mundo gritándonos “basta”. Y suena a maldición, esto de que se nos vea quitado lo más bello del mundo. No sé si nos lo buscamos o no, ya no sé nada.
Disfrutar de lo mundano es privilegio, pero, a veces, es también inteligente. Sé lo que pensás, no romanticemos el encierro, que somos pocos los que podemos usar este tiempo para valorar lo que damos por sentado, pero si sos uno de esos, simplemente, hacelo. La rebeldía porque sí, es simplemente estúpida.
Mercedes Cosco
Editora / Fotografía / Comunicadora
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