Por Federica Ham
Federica Ham estuvo en un foro de discusión sobre la situación actual y los desafíos que enfrenta la representación de las mujeres en la política uruguaya. ¿Cuán de atrás estamos corriendo el tema las y los uruguayos? Lo cuenta en esta nota.
Apenas han pasado unos pocos minutos de las 19 horas. El sol lleva ya un rato bajo el horizonte y en la terraza del Hotel NH Columbia hombres y mujeres parlamentarias, académicos y miembros de la sociedad civil se reúnen para escuchar a Niki Johnson, doctora en Ciencias Políticas , Daniel Buquet, doctor e investigador en Ciencia Política, y Magdalena Furtado, directora de ONU Mujeres, exponer y comentar sobre el estudio realizado por Johnson, Representación política de las mujeres y calidad de la democracia en Uruguay El paper recorre la situación actual y los desafíos que enfrenta la representación de las mujeres en la política uruguaya.
Una de las cosas que más llama la atención a la audiencia es el recorrido que hacen los tres panelistas de la evolución de la representación femenina en América Latina en comparación con la evolución de este fenómeno en Uruguay. Este análisis conduce automáticamente a la conclusión de que Uruguay -respecto a esta temática y en comparación con los países de la región- corre de atrás. En el año 2003, tras presentarse por cuarta vez un proyecto de ley, se logra discutir por primera vez en la cámara de representantes sobre la ley de cuotas. Esta ley se aprueba en 2009 y se aplica recién en 2014. En el año 2017 se aprueba la extensión de la Ley de cuotas y recién en este año dos proyectos de Ley de paridad han sido presentados ante la cámara, aunque no discutidos.
¿Qué es la paridad? La paridad de género es un principio que garantiza la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a puestos de representación política. La paridad busca resignificar la democracia, reconceptualizar el rol de la representación y su importancia. |
Uruguay puede considerarse como un país de buenos promedios. Encabeza las listas en varios de los rankings que analizan el régimen democrático en América Latina y el Caribe. Pero cuando estos promedios se desarticulan, y se analiza al régimen en términos de igualdad de género, los números decepcionan.
Los panelistas concuerdan en que Uruguay debe discutir de manera seria sobre la paridad y el funcionamiento de la democracia, y el panel siguiente -compuesto de representantes políticos de todos los partidos- también está de acuerdo.
Esta segunda mesa es integrada por Verónica Piñeiro, en representación del Frente Amplio; Laura Raffo, representando al Partido Nacional; Carmen Sanguinetti, representante por el Partido Colorado-, Irene Moreira, en representación de Cabildo Abierto, y Pablo Mieres y Mónica Bottero por el Partido Independiente.
Todos coinciden en que el problema central está en que los uruguayos no entendemos que tendríamos un mejor país si hubiera más mujeres en el diseño y gestión de políticas públicas, en cargos de representación y liderazgo. La representación femenina no solo es justa, es necesaria. La esencia de la democracia es la representación política. Cuando un país valora una representación es capaz de construir mecanismos que la favorezcan. Es lógico entonces que la mayoría piense que para alcanzar una representación femenina digna, se deben realizar acciones afirmativas.
Pero para la ministra Irene Moreira esta afirmación es peligrosa. Asegura que la imposición legal de la paridad “raya la inconstitucionalidad”. Tras la exposición se les pregunta a las representantes cómo se pronuncian sus partidos sobre el avance de una ley de paridad. Mieres y Bottero se mostraron a favor pero admitieron que no se ha logrado instalar la discusión en la interna de los partidos. Lo mismo dijo Carmen Sanguinetti. Raffo, en cambio, cree que el apoyo a este proyecto ha crecido en su partido, y ella se muestra comprometida y a favor. Por último Verónica Piñeiro aseguró que dentro del Frente Amplio la paridad es un tema laudado.
Hacia las 21: 30 finaliza el foro organizado por la Máquina de Aprender. El salón se empieza a vaciar, los invitados se saludan y hay una cosa que ha quedado clara y retumba en el aire: para que la ciudadanía entienda que la representación femenina es una necesidad, convencerlos es fundamental. Para convencer a la ciudadanía, los actores políticos deben tener una postura clara y definida. Y para que exista una postura firme y compartida, lo primero que se debe hacer es llevar el tema a discusión, primero dentro de cada partido, y luego a nivel parlamentario.